Es una realidad que cada vez es más común tratar de construir casas o remodelar las ya existentes para conseguir que sean más eficientes desde un punto de vista energético. Lograr una vivienda eficientemente energética constituye, en esencia, tratar de que el ahorro enerégetico sea el máximo posible y, por supuesto, manteniendo el mismo nivel de comodidad. Por lo tanto, se reducen los consumos en climatización, calefacción, etc., y se logra conseguir el equilibrio entre dos factores clave: energía y dinero.
A continuación se exponen cinco consejos para lograr este incremento de la eficiencia:
Realizar un análisis termográfico de la vivienda
Los análisis termográficos se realizan mediante cámaras termográficas de infrarrojos. En esencia, una cámara termográfica nos proporciona una imagen en colores de la zona fotografiada. Los diferentes colores representan diferentes temperaturas.
Por lo tanto, del estudio de un termograma se pueden localizar puntos fríos y puntos calientes en el interior de la vivienda. Los puntos fríos suelen estar localizados en puertas, ventanas o elementos mal aislados.
Con un estudio termográfico podemos encontrar fugas de energía en nuestra vivienda, problemas derivados del mal aislamiento, humedades o defectos en la instalación de climatización. Definitivamente es una muy buena herramienta para diagnosticar nuestra vivienda en términos de eficiencia energética.
Sustitución de los viejos radiadores por sistemas de calefacción más eficientes
En general, los viejos radiadores suelen ser poco eficientes térmicamente por varias razones, pero fundamentalmente porque el área de contacto con el aire no suele ser grande. Existen radiadores que incorporan tres o cuatro planchas metálicas y que permiten un mayor intercambio de calor entre el elemento metálico y el aire de la vivienda y, por lo tanto, se mejora la transmisión de calor para una misma potencia de la caldera. Con el cambio de radiadores conseguiremos que nuestro generador pueda trabajar a menor temperatura y con ello el ahorro será notable.
Otra posibilidad es cambiar el viejo sistema de calefacción mediante radiadores por un suelo radiante refrescante. Aunque, por la incomodidad que suponen las obras, este es un buen sistema cuando la vivienda es de nueva construcción o vamos a realizar una reforma integral.
El suelo radiante es más eficiente térmicamente que el sistema tradicional, porque el suelo se calienta de forma uniforme y, por consiguiente, también lo hace el aire de la habitación. Al contrario de lo que pasa en los sistemas tradicionales, en los que se produce un exceso de calor en el aire que está por encima de los radiadores. Con un suelo radiante bien instalado se puede ahorrar un 40% respecto a otros sistemas tradicionales.
Sustitución de las viejas ventanas
Las nuevas ventanas están dotadas de puente de rotura térmica que proporciona un buen aislamiento térmico de estas. Por lo tanto, se reduce la pérdida de calor a través de las ventanas y aumenta la eficiencia energética de la vivienda.
Utilizar un termostato con temperatura confort y reducida
La programación de la calefacción para que la temperatura se mantenga dentro de un intervalo es mucho más rentable que provocar grandes oscilaciones en la temperatura. Con estos termostatos podemos tener una temperatura cuando estemos dentro de nuestra vivienda y otra temperatura mas reducida cuando no estemos o por la noche. De este modo no malgastamos la energía y ahorraremos en la factura.
Energías alternativas
Finalmente, es planteable la opción de instalar una caldera o estufa de biomasa. Si nuestra caldera tiene ya unos años y puede estar llegando al final de su vida util, una buena opción puedes ser cambiarla por una caldera de biomasa, con ello ahorraremos en nuestra factura y contribuiremos con un sistema mas sostenible.